El 22 de enero de 1124, día de San Vicente, Siguenza fue conquistada por los castellanos. Por ello se convirtió en su patrón, se construyó una iglesia románica con su nombre y se instauró esta fiesta, con novena, gozos al santo y procesión acompañada de dulzaina y tamboril.
Por la noche frente a la fachada de la iglesia y de la Casa del Doncel se enciende una gran hoguera, con un pino en medio del que penden naranjas y mandarinas: Mientras, la familia del Hermano Mayor de la Cofradía vende las rosquillas del santo (como manda la tradición y para sufragar los gastos de la fiesta). Al día siguiente, en las eras del Castillo tiene lugar el “bibitoque”, reparto de caridad con vino, naranjas y caramelos.
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