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Umbralejo renace gracias a unos nuevos «habitantes» que lo recuperan progresivamente

Nos situamos en el extremo oeste del Sistema Central, en el Parque Natural de la Sierra Norte de Guadalajara. Rodeado de naturaleza, al pie del Pico Ocejón y a unos pocos kilómetros del conocido Valverde de los Arroyos.

Umbralejo es uno de los pueblos más encantadores de la comarca de la Arquitectura Negra. Su historia es un viaje en el tiempo y un reflejo de la tendencia que, desgraciadamente, se apoderó de nuestro país durante mediados del s. XX y que hizo que muchos pueblos desapareciesen. Sin embargo, gracias al programa gubernamental PRUEPA (Programa de Recuperación y Utilización Educativa de Pueblos Abandonados), hoy en día podemos seguir disfrutando de Umbralejo.

Umbralejo pertenece al conjunto de lo que hoy en día muchos llaman «Pueblos Negros». Un puñado de aldeítas caracterizadas por sus construcciones de piedra y pizarra. Son varios los factores que contribuyen a otorgarles este aspecto de cuento. Empezando por su trazado irregular, adaptado al terreno montañoso, y sus calles empedradas o incluso sin adoquinar algunas. Sus casitas, nacidas de primitivas cabañas de pastores, se transformaban según las necesidades de sus pobladores. Sus gentes se dedicaban a la ganadería, el cultivo de secano (cereales, legumbres) en un clima extremo y, posteriormente, a la producción de carbón vegetal.

Sin embargo, durante los años 60 se produjo lo que denominamos éxodo rural. Muchos habitantes dejaron los pueblos debido a la falta de servicios, el aislamiento y la crisis económica. Umbralejo no fue una excepción, y para principios de los 70 ya se encontraba completamente deshabitado.

Imagen extraída de Directo al Paladar

Sin embargo, durante la década de 1980, el Ministerio de Medio Ambiente lo adquirió para convertirlo en un aula de naturaleza. Reconstruidas en un periodo inicial las calles y edificaciones que habían sufrido los estragos del tiempo, Umbralejo abrió sus puertas a este proyecto rehabilitador.

Así, alumnos y profesores adheridos al programa, comenzaron a realizar estancias temporales en las que aprenden sobre educación ambiental, conservación, convivencia, etnografía, etc.

Gracias a ello, Umbralejo se mantiene conservado y se incluye de nuevo en la Ruta de la Arquitectura Negra. De hecho, pasear por sus callejuelas, contemplar las casitas convertidas en talleres y hacer una visita a su museo etnográfico, emplazado en una de las 70 edificaciones tradicionales que se han rehabilitado, bien merece una visita.

De la misma forma, el entorno del Ocejón y los Pueblos negros, ofrece cientos de posibilidades al visitante. Desde rutas de senderismo y paseos de montaña, hasta recorridos por los diferentes pueblecitos y, por supuesto, una deliciosa gastronomía.

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